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Los reflejos primarios del bebé ( el desarrollo en el primer año de vida)

Los bebés tiene una serie de reflejos primarios que nada más nacer pone en uso. Uno de ellos, por ejemplo, es girar la cabeza cuando alguien le toca la mejilla, gracias a este reflejo puede encontrar el pecho de la madre, aunque no vea demasiado bien.

Al principio, el cerebro está al mando, es decir, allí se ubican los reflejos. Según se desarrolla el sistema nervioso, los reflejos van pasando a segundo plano. Son solapados por otros movimientos y acciones nuevas y conscientes.


  • El reflejo del gateo:
Un bebé tumbado boca abajo con las piernas flexionadas, si le tocas la planta del pie, estira la pierna y empuja su cuerpo hacia delante.



  • El reflejo de prensión:
Si pones un dedo en la palma de la mano del bebé, él cierra la mano con tanta fuerza que podrás levantarlo sin que se suelte. El recién nacido es capaz de aguantar su propio peso suspendido durante varios segundos en el aire.


  • El reflejo de Galant:
Teniendo el bebé tumbado boca abajo, si le pasas el dedo sobre los riñones, en paralelo a la columna vertebral, el cuerpo de este se arquea ligeramente.




  • Reflejo de Moro:
Un recién nacido descansa sobre los brazos de un adulto. Si el adulto se inclina unos 30 grados, el bebé tiene la sensación de estar cayendo. Lo primero que hace es abrir los brazos hacia los lados, para que los padres le vean. Luego vuelve a juntarlos y a continuación aprieta los puños para agarrarse.



  • Reflejo de caminar:
Si mantenemos al bebé sujetado por debajo de los brazos, y lo posamos sobre la cuna, en cuanto toca con el pie el suelo, el bebé levanta el pie, flexiona la rodilla y da un paso hacia delante.



  • Reflejo de escalada:
Si mantienes al bebé cogido por debajo de los brazos, con las piernas colgando y lo acercas hacia el borde de una mesa hasta que el empeine de uno de los pies la toque, flexionará la rodilla y subirá a la mesa.






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¿Qué es la psicomotricidad?

Existen múltiples concepciones de la psicomotricidad. Sin embargo, todas ellas tienen en común el integrar elementos psíquicos y motrices. ( De ahí, psico- motriz)

Partiendo de esta relación existente entre cuerpo y la psique, la psicomotricidad va a tener como principales objetivos educar las capacidades sensitiva, perceptiva, representativa y simbólica. La manera de abordar estos objetivos será lo que diferencie una psicomotricidad de otra.

Así, podemos distinguir dos formas de hacer psicomotricidad: la dirigida y la vivenciada.
  • La dirigida: es una propuesta desde la mirada del adulto. Que dirige los movimientos.
  • La vivenciada: es una propuesta que parte de la experiencia del niño, permitiendo que sea él mismo quien decida qué es lo que se desea hacer
Desde Mi Pequeño Planeta optamos por la perspectiva vivenciada, tomándola como una práctica basada en la búsqueda del equilibrio entre los distintos desarrollos ( intelectual, motor, afectivo-emocional, y social), que busca la integración del niño en su entorno a través de la exploración de su propio cuerpo mediante el juego libre y el movimiento.





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La importancia del movimiento

El movimiento es de gran importancia en el crecimiento saludable y es un factor clave para el desarrollo general de los niñ@s.

Por medio del movimiento, los niños desarrollan su capacidad para pensar y su comunicación al interactuar con el mundo. Este movimiento también promueve la confianza en sí mismos y con ello mayor autoestima.Los pequeños usan su cuerpo para comunicarse y resolver problemas. Y, lo más importante, a través del movimiento tendrá un vínculo más estrecho con el adulto ( padre, madre, etc.)

La actividad física de todo tipo estimula el desarrollo del niño pequeño de varias maneras:

  • Desarrollo intelectual: la actividad física estimula la conexión entre mente y cuerpo. Los niños aumentan su capacidad de resolver problemas al intentar realizar diversos actos como, trepar, ponerse debajo o pasar a través de algún objeto. El movimiento también es esencial para ayudar al niño a poner sus ideas en acción y así lograr un objetivo

  • Desarrollo físico: el movimiento, el baile y el juego activo pueden ayudar al niño a adquirir un mejor concepto del mundo físico y un mayor interés en este.

  • Formación de relaciones sólidas: el movimiento es un medio esencial de comunicación y una de las primeras formas en el que el niño expresa sus pensamientos y cómo se siente. Es una manera importante de conectarnos con otras personas

  • Confianza en sí mismo: Los niveles de actividad varían mucho de un niño pequeño a otro. Algunos gatean y caminan temprano; otros lo hacen mucho después, prefiriendo explorar con los ojos y las manos en lugar de hacerlo con el cuerpo. Es importante entender y respetar la habilidad y el interés del niño en el movimiento. 

Una buena manera de estimular la confianza del pequeño es ayudándolo a darse cuenta de cómo hacer algo en lugar de hacerlo por él; por ejemplo, dándole un impulso para que se suba al sofá, y no levantándolo  Con  cada nuevo logro físico aumenta el sentido de dominio  del niño y le da confianza en sí mismo que necesita para hacer frente a retos más complejos.

¡ Muévete!



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Si el niño cocina...


Cuando dejamos que nuestro hijo nos ayude a cocinar le ofrecemos la posibilidad de:
  • Poder usar los cinco sentidos
  • Reconocer colores, formas, aromas y sabores, al utilizar los distintos tipos de alimentos
  • Desarrollar su psicomotricidad fina, al usar utensilios
  • Aprender a seguir instrucciones
  • Familiarizarse con medidas y cantidades