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El vínculo de apego

Bowlby señala que desde el nacimiento, el bebé presenta dos tipos de programas genéticos tónico motores contradictorios y complementarios entre sí, un conjunto de conductas tónico-posturales que le acercan al adulto y él lo denomina: apego

El niño posee capacidades muy tempranas para establecer su vínculo de apego ya que el reconocimiento del olor maternal, por ejemplo, desencadena reacciones de bienestar susceptible de provocar a su vez actitudes afectuosas de la madre.

El vínculo de apego se puede definir a partir de:

  • Amor,
  • Seguridad,
  • Necesidad de contacto madre-hijo,
  • Confianza,
  • Unión, y... 
  • Dependencia, entendida como la necesidad de que haya alguien a tu lado para descubrir el exterior. Si  hay dependencia no se puede explorar, el niño siempre se quedaría al lado de la figura de apego. Hay que generar independencia. Así, el papel de la figura de apego es muy importante, es mediadora.

El objeto transicional ( munecos, mantas, chupetes, etc.) es de alguna manera el que reemplaza primero a la figura primaria de apego.

Donde no hay alternativa entre presencia y ausencia, de la figura de apego, es la llamada sobre-protección. Anula la exploración y la capacidad de conquista de la autonomía. 

En la constitución del vínculo de apego, el tacto, el contacto suave, el olor de la piel, el calor, el movimiento rítmico del cuerpo, la mirada, la sonrisa y la voz son primordiales.

Las maneras de sostener el cuerpo del bebé y manipularlo son captadas por el niño por receptores cutáneos y propioceptivos, provocándole seguridad y confianza.




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